¿Cuáles son los criterios que definen a una empresa de éxito?
¿Cuáles son los criterios que definen a una empresa de éxito? Cualquiera que sea su respuesta, es muy posible que haya citado el lucro o la marca como elementos clave. Después de todo, estos son dos puntos vitales para cualquier negocio. Pero, en tiempos de transformación digital, alta competencia y cambios en los hábitos de los consumidores, es posible incluir un tercer factor: la eficiencia operativa.
En general, podemos decir que la eficiencia operativa es la capacidad que tiene una empresa para reducir sus costos sin comprometer la calidad y la entrega a sus clientes. De forma práctica, estamos hablando de cómo mejorar los procesos internos en busca de opciones más económicas y rentables, sin afectar el valor ofrecido en cada nuevo negocio.
Sin embargo, esto no significa que las empresas deban despedir a sus colaboradores en busca de mano de obra más barata o cambiar proveedores por insumos más económicos. No se trata de reducir costos sin razón. De hecho, el enfoque de la eficiencia operativa es precisamente encontrar los medios adecuados para maximizar los resultados. Por ejemplo: ¿alguna vez te has parado a pensar en cómo funciona el proceso de compra de tu empresa? ¿O cómo se hace la gestión financiera? La respuesta debe ser diferente para cada empresa, pero una opción sería sin duda agregar la automatización como mecanismo para agilizar las iniciativas y reducir los errores.
La tecnología, por cierto, juega un papel fundamental en esta búsqueda de la eficiencia operativa, principalmente porque representa cada vez más una oportunidad práctica para simplificar y optimizar el día a día de los equipos. Al adoptar herramientas más innovadoras, las organizaciones casi siempre pueden liberar el potencial de sus colaboradores para proponer soluciones y servicios que, de hecho, ayudarán a que la operación sea más rentable y reconocida por los clientes en el futuro.
En mi experiencia en el mercado, puedo decir que conocí varios ejemplos de empresas que lograron reducir costos y tiempos de producción en al menos un 30%, mediante el uso de tecnologías orientadas a mejorar la eficiencia de sus operaciones. Algunas marcas incluso han alcanzado niveles aún más altos con la transformación de sus rutinas. Lo que todas ellas tenían en común era el deseo de escuchar a las personas, mejorar las ofertas a los clientes y establecer un plan de negocio confiable y sólido a mediano y largo plazo.
Todo este escenario requiere, sin embargo, un largo período de mapeo, análisis y mejora de los más mínimos detalles de las empresas. Se aconseja a los líderes investigar los factores que, de alguna manera, impactan en el avance de las acciones y que reflejan la rentabilidad de los trabajos. También se recomienda encarecidamente invertir en la diversidad del equipo, los protocolos de gobierno y la mejora de la seguridad.
Entre otras cosas, es necesario evaluar qué acciones consumen más tiempo para los colaboradores, cuáles son los principales focos de errores y desperdicios, en qué etapas se podrían mejorar sus ventas, etc. Existe una gran posibilidad abierta para las empresas que buscan mejorar sus propias acciones, lo que invariablemente amplía las posibilidades de ganancias y la conquista de nuevas ventas.
El gran punto es, por lo tanto, repensar todas las acciones y procesos de una empresa, buscando opciones prácticas para mejorar el funcionamiento de la organización en su conjunto. Alcanzar metas a fin de mes no significa que ese sea el máximo a ser alcanzado por la empresa. Un plan para maximizar la eficiencia interna no debe basarse en logros rápidos, sino en ganancias duraderas. ¿Qué se puede hacer mejor para generar mejores rendimientos para la organización? Esta es la pregunta que los líderes de tecnología y negocios deben plantearse repetidamente.
Evidentemente, este trabajo de mejora debe realizarse de forma continua. La eficiencia operativa debe pensarse junto con una estrategia sólida de innovación y transformación. Identificar hacia dónde quiere ir la empresa es el primer paso para saber cómo mejorar un proceso interno y, por tanto, reforzar las ganancias.
Estamos en una era que obliga a las marcas a reinventar sus modelos de negocio. Los consumidores nos desafían a hacer algo nuevo todos los días. Por eso, actuar solo para alcanzar las cifras del mes ya no es la idea a perseguir. Es el momento de entender que se están produciendo cambios y que las empresas también deben evolucionar, encontrando las formas más adecuadas de diferenciarse en frente de la competencia y los consumidores.
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